miércoles, 15 de julio de 2009

El depredador acecha a su víctima. Está escondido esperando que la presa, el bambimorsa, camine cerca de su escondite. Conociendo la tranquilidad del bambimorsa, el depredador confía en que no será difícil capturarlo. Finalmente lo tiene acorralado y no pretende dejarlo huir.
Lo que sospechamos es que el bambimorsi pudo haber divisado al depredador, en este caso un dosdedos, y sentir que era en vano intentar escapar, pues el dosdedos es muy veloz y él está excedido de peso a causa de su pereza; en consecuencia, decidió tirarse y dejarse comer.
Ahora vemos que el bambimorsi no ofrece resistencia, por lo tanto dedujimos que nuestra suposición no era incorrecta. Por supuesto, todo lo aquí escrito puede no ser cierto.

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